Tuesday, May 31, 2011

El Gato III

Ambulancias. Policía. Seguros. Curiosos. Los vehículos pasantes que se detienen por el morbo. Tráfico. Eso era todo lo que recordaba el carpintero de esa noche. Días en coma con médicos maravillados del cuerpo teóricamente muerto. Pero vivo. La actividad cerebral nunca se detenía. Siempre consiente. El cuerpo no respondía, cada una de las cervicales deshechas, el corazón apenas palpitante y con arritmias constantes. Si separas las células del tejido muscular cardíaco, cada una palpita a su modo. Es cuando se juntan cuando coordinan el latido en dos etapas. Si partes el vital músculo en dos, se supone que mueres. Él seguía vivo.

En teoría, nadie puede soportar tanto dolor, o al menos eso se decían unos a otros. Tras unos días, el corazón volvió a latir consistentemente. Débil, pero ya era un sólo latido coherente. Los doctores procedieron a operar el corazón. Lo reconstituyeron lo mejor posible a donde cada pedazo debía estar, y se sentaron a ver como el corazón indestructible se sanaba como cualquier músculo humano. La operación fue descrita como armar un corazón de juguete, pues hicieran lo que hicieran, el corazón no podría estar peor. El cuerpo sin sangre no daba signos de menguar, descomponer o palidecer. Si no estuviera totalmente deformado por ser arrollado por una camioneta urbana, se podría decir que estaba dormido.

Poco a poco el cuerpo fue sanando sus heridas. Los miembros recobraron color con cada vena que se llenaba de sangre, inyectada por los doctores cada vez más lejos del corazón, hasta llegar a la común transfusión y canalización en en brazo. Asombrados veían los nervios acomodarse en su lugar, la piel cerrarse día a día, hasta quedar sólo cicatrices. Después de semanas los doctores estaban seguros de la recuperación del hombre, pero no de si podría recuperar la conciencia. Pensaban trasladar el cuerpo para experimentación, pero tras la difusión mediática los temas políticos, sociales, morales, éticos, legales y científicos no pudieron resolverlo antes de que la espina dorsal hiciera conexión completa y despertara de golpe, horrorizado, un carpintero espiritualmente deshecho y mentalmente desequilibrado por la larga tortura de la que no se puede culpar a nadie más que a la caprichosa muerte disfrazada de gato que observaba todo el alboroto alrededor del cuerpo mientras jugaba con el alma y recuerdos del carpintero cual bola de estambre.

El inmortal, aunque ni él mismo sabía que lo era. Saltó por la ventana, dislocándose una rodilla y rompiéndose otra. La alarma tardó en recorrer desde el décimo piso a todo el personal en guardia, pues eran las primeras horas de la madrugada. Suficiente tiempo para el carpintero, que puso la rodilla en su lugar. Los gritos lo hubieran delatado, pero las cuerdas bucales aún no sanaban. Suficiente tiempo para un gatuno ser del inframundo saltar y caer con gracia en sus cuatro patas. Tras un insonoro grito de dolor máximo, se alejó cojeando del hospital. Los detectives dedujeron un ataque planeado para robar el cuerpo, pues no había señales de impacto en el suelo ni sangre visible. No buscaron entre los matorrales el cráter ensangrentado de dos pies tamaño 11 americano.

Wednesday, May 11, 2011

Cual sería un buen regalo de cumpleaños?

unos audífonos... unos lentes (no de mica, de vidrio bien polarisado), una patineta o una botella de alcohol, tampoco de oso negro o algo así... tequila, ron, whiskey, vodkah bienvenidos.

What do you want to know about me?

Saturday, May 07, 2011