Sunday, December 09, 2007

norvank2

-Buenos dias, hijo- grito el señor Anyon.
-No me despertaste padre...- respondio Arland- Queria salir del castillo un rato.
-Bueno... puedes salir a cabalgar si atinas a darle a la capana de la torre.-Le dijo, dandole una flecha de su propio carcaj.
Arland tomo la flecha, y tiro las suyas en el piso. Cuidadosamente apunto hacia la campana señalada por su padre, mientras todos los caballos se paraban atras de el. Con un zumbido por el aire, la flecha fue a dar dentro de la camapana, casi fallando el tiro.
El sonido de la campana resono por todo el castillo, al que un grito de victoria siguio, de Arland y los sirvientes.
-Traiganle a mi hijo su caballo, y porfavor preprenme la mesa, que muero de hambre- dijo el gran señor de Sunfort
-Traed el corcel de mi hermana tambien, que deseo que me acompañe, con tu permiso padre, y si asi ella lo desea
-Que asi sea! Pero que cinco hombres os acompañen, hijos mios. Que el buen thor os proteja, y regresen para la hora de la comida.

En un momento, todos los caballos habian desaparecido, al mismo tiempo que traian el caballo negro de Arland y el corcel blanco de Armelle.
Con un gran abrazo que tomo por sorpresa a Arland desde atras, su hermana le dijo sonriente
-Gracias hermano! que bueno que tus corajes pasan rapido...
-Oh! de ese flechazo advertido no te salvas!- le contesto en tono de broma.

Salieron los 7 caballos del castillo de Norvank hacia el rio. Al llegar al bosque, Arland vio un conejo blanco entre la maleza. Se freno un poco y trato de atravesarlo con una flecha. La flecha paso a un lado y el conejo corrio despavorido.
-Eres malo, hermano, aceptalo- dijo Armelle
-Callate, Armi- le contesto

Al llegar al rio, Arland salto de su caballo y corrio hasta el agua. Feliz de refrescarse, se tiro al rio con un chapuzon.
-Vas a coger un resfriado, hermanito!- Le grito armelle bajandose de su corcel.
-Si me enfermo yo, enfermas tu!- dijo el, arrojandole agua desde el rio.
-Vuelves a mojarme, y lo pagaras caro!- grito la princesa escondiendose detras de el hermoso caballo negro de su hermano.

Pasaron horas en el rio. Armelle tranquilamente viendo a su hermano cantar y bailar en el agua mientras ella comia manzanas en la sombra de un arbol, sentada en el pasto. Despues de un rato, los sirvientes tambien entraron al rio para refrescarse. Armelle por su parte, tomo una de las navajas de su hermano y comenzo a modelar un pedazo de madera que encontro, dandole forma de aguila. De pronto, oyó un ruido detras de ella, y se paro rapidamente para ver que era. Un gracioso conejo blanco y otro gris, un poco feo, estaban entre las ramas caidas y hojas secas.
-Hermano! creo que el conejo blanco trajo a su papa a regañarte!- Grito Armelle
-Ahora si lo empalo para un buen tentempie!- Dijo Arland saliendo de el agua
-No, hermano, dejalos ser... son tan tiernos.... bueno, almenos el blanco. El gris se ve un poco viejo...

-Sere viejo pero se mas que tu, hermosa princesa de Norvank- Dijo el conejo gris
Espantados, los dos hermanos dieron un paso atras, y Armelle dio un grito.
En cuestion de segundos, los cinco sirvientes rodiaron a sus amos, los caballos y el arbol, sin saber de que estaban protegiendo a sus benefactores.
De pronto, una luz enceguesedora, y despues, un gran hombre canoso aparecio endonde estaba antes el conejo gris.
-Mi fiel ayudante me aviso que estaban cerca, y decidi venir a veros personalmente.
Los sirvientes dieron media vuelta , y espantados, dieron dos pasos hacia atras, aun mas confundidos que antes.

-Si no les importa, fieles de Norvank, quisiera charlar con sus jovenes benefactores a solas. Mi nombre es Ogilvie, y como sospecharan, soy un mago, aunque yo prefiero el nombre de naturista.
Despues de un momento de estupefaccion, el primero que reacciono fue Arland, quien, tratando de recogerse a si mismo, ordeno a los sirvientes a recoger a los caballos y esperar en un arbol cercano al rio. Inmediatamete, los sirvientes obedecieron, sintiendose agradecidos de alejarse de el viejo que habian visto aparecer de la nada.

-Habia esperado mucho tiempo para conoceros... Creci junto a su padre y su tio Vortigern, en Sunfort. Llevo dos años viajando por los bosques tratando de encontrar a su tio, despues de que...-hizo una larga pausa
-Bueno, eso no es relevante ahorita. Dejenme decirles que se parecen mucho a sus padres... Especialmente tu, Arland... Siento que estoy viendo al mismo Anyon cuando te veo... Y tu, Armelle, eres la viva imagen de la princesa de Greytower...
Una sombra cruzo su mirada al decir ese nombre.
-Y ah vuelto...- susurro para si.
-¿Quien ha vuelto?- Pregunto Arland
-Ula...- Dijo el viejo Ogilvie, aun como en trance. -Digo... nadie! nadie ha regresado! Oh por Dios! Pero... cuentenme de ustedes, ¿Que hacen por estos rumbos? Crei que su padre le tenia prohivido acercarse mucho a los limites de su territorio...
-No nos deja ir lejos, pero no importa, el territorio es basto y encantador... ¿quien querria abandonarlo?- respondio Armelle
-Claro, ni yo mismo me alejaria demaciado de su castillo. Habia estado pensando en ir a visitar a mi querido amigo desde hace mucho... pero buscar a Vortigern ha sido mi tarea primordial. Me avisaron que lo habian visto por estos prados... asi que me dirigi hacia aca inmediatamente con esas intenciones.
-Pero ahora que nos has encontrado, no crees que sea oportuno regresar con nosotros al castillo, ¿talves solo por hoy?- Pregunto Arland
-No creo que vague muy lejos de aqui, si se siente agusto por estos pastos, el muy toro...
-Entonces, emprendamos el viaje de regreso! toma uno de los caballos de los siervos, el mas grande. Norvank a mi! De regreso!-Grito el joven noble, al tiempo que rapidamente sus subditos obedecian.
Asi, la compañia cabalgaba de regreso al castillo Norvank, Arland enfrente, seguido de Armelle en su hermoso corcel blanco y Ogilvie en un caballo castaño de gran tamaño, con un conejo blanco en sus piernas.

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